Richmond, VA - Hoy temprano, un jurado declaró a Derek Chauvin culpable de todos los cargos en el asesinato de George Floyd, y este momento está lleno de emociones encontradas: alivio, ira y tristeza, por nombrar algunas. Aunque el veredicto permite exigir responsabilidades, el sistema penal y policial racista sigue intacto. George Floyd debería seguir vivo hoy. No deberían haberle arrebatado la vida en primer lugar, ni tampoco las vidas de innumerables personas negras que han muerto a manos de la policía. 

Sólo en los últimos seis meses, en Virginia, Ellis "Buck" Frye, Xzavier Hill, Donald Hairston y Donovan Lynch se enfrentaron a la misma ejecución a manos de las fuerzas de seguridad. No hubo oportunidad de un proceso con las debidas garantías: a todos se les presumió culpables y se les condenó a muerte. ¿Cuántos hashtags con el nombre de alguien adjunto podemos poner en nuestras redes sociales antes de decidir que ya es suficiente?  

Sin duda, los funcionarios electos tienen que aprobar leyes para que los agentes de policía rindan cuentas por estos actos atroces. Pero no podemos quedarnos al margen y esperar a que los legisladores aprueben proyectos de ley: los hemos elegido para que trabajen para nosotros, y tienen que saber cuál es nuestra postura. El dinero de los contribuyentes debe destinarse a cambios efectivos y significativos. Invertir en recursos de salud mental, vivienda y educación, así como poner fin a la inmunidad cualificada y abordar las causas profundas de la criminalización de las comunidades marginadas, son soluciones mejores que poner más agentes de policía en la calle o comprar material militar para los departamentos de policía.  

El verano pasado, miles de indignados virginianos se manifestaron en la calle para protestar contra los innumerables linchamientos de estadounidenses negros, y no podemos permitir que sus muertes sean en vano. Nuestro trabajo no termina aquí; hasta que se produzca una revisión significativa de nuestro sistema jurídico penal y de las fuerzas del orden, nuestras comunidades seguirán marchando por las calles y por los pasillos del poder para exigir cambios y justicia para todos nosotros.

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